Como ya seguramente sabréis, el pasado 10 de mayo comenzó la liberalización ferroviaria con la puesta en marcha de los servicios de OUIGO (la operadora francesa SNCF, a través de la filial Rielsfera), entre Barcelona y Madrid, algunos con parada en Zaragoza, y otros en Tarragona, dependiendo de la fecha y el servicio.

Además, con esta entrada, queremos celebrar que ¡ya llevamos más de dos años en línea!

En nuestro caso, realizamos nuestro viaje el fin de semana del 14 al 16 de mayo, en concreto partiendo el 14 desde Pamplona hasta Barcelona en el Alvia 625 de Renfe, Alvia que por cierto vino bastante cascado desde A Coruña. Todo esto lo fuimos contando en hilos de Twitter.

El primer viaje fue correcto, aunque llegamos a Barcelona con unos 20 minutos de retraso, aproximadamente. Fue en un tren de la serie 130, que iba en doble. Se nota la alta calidad de estos trenes fabricados por talgo, y el alto confort que ofrecen a los viajeros.

Al llegar a Lleida nos encontramos con un tren de FGC, de los que usan para los servicios de la línea Lleida – La Pobla. Intentamos hacerle una foto desde nuestro talgo, que os compartimos aquí abajo, ya que no teníamos en nuestra galería ninguna foto de estos trenes fabricados por Stadler.

Una vez llegados a Barcelona, la cosa fue descansar para el día siguiente.

El sábado 15 de mayo partimos en nuestro primer tren de OUIGO desde Barcelona hasta Madrid. En concreto en el servicio 6500, saliendo de Sants a las 10:40 y llegando a Atocha a las 13:25. Todo fue en hora.

Fue una experiencia nueva, ya que en España hasta haber llegado la liberalización no había trenes de alta velocidad de dos pisos. Se notaba además, por la vestimenta y los anuncios de megafonía, que la intención de la empresa privada es acercarse al público joven.

Una vez en Madrid, aprovechamos el combinado cercanías de nuestro próximo tren para ir hasta Chamartín, donde partiríamos en un S120.5 hacia San Sebastian, sobre las 16:05, en el Alvia 4167.

Saliendo de Chamartín nos encontramos con el papelero a Portugal, traccionado por dos 335 de Takargo.

Fue además algo curioso el ver pegatinas con el logo de AVE en la cafetería, lo que nos dio lugar a poder hacer estas tonterías que tanto nos gustan:

El viaje de vuelta fue un viaje bastante tranquilo, en el que nos dio tiempo a descansar, después de ese viernes y sábado tan intenso. Llegamos a la hora a San Sebastian.